Borzoi

A pesar de sus polémicos y controvertidos orígenes, el Borzoi parece provenir de Rusia, de donde probablemente procede su apodo de galgo ruso. Resultado del cruce entre los perros asiáticos de pelo largo de tipo Spitz y los Laikas, el Borzoi se utilizó originalmente para el tiro y la caza.

Se supone que otros cruces habrían contribuido posteriormente también a crear el perro de compañía, el actual Borzoi de hoy en día.

Hacía el siglo XI habría aparecido el primer galgo ruso en Europa. La hija del Gran Príncipe de Kiev y la esposa del Rey Enrique I, Ana de Kiev, habría llegado a una cacería a principios de siglo, escoltada por tres magníficos galgos, uno de los cuales era leonado, uno gris y uno negro.

Asimismo, alrededor de 1519 y también por la monarquía los galgos rusos fueron traídos de Moscú y ofrecidos como regalo a Francisco I por Christian II, entonces Rey de Dinamarca. La caza de montería, única en su género y muy apreciada por la monarquía en Rusia, dio a conocer la raza.

Criados en manadas, los Borzoi cazan jabalíes, ciervos, lobos, zorros y liebres.

Más tarde, hizo su entrada en otros países europeos, como Inglaterra y Francia, y luego cruzó el océano y terminó, finalmente, en América. Este perro aristócrata fue encontrado en muchas representaciones artísticas.

Es un verdadero icono ya sea en pintura, escultura, ilustraciones, representaciones fotográficas y otros. Lo encontramos notablemente esculpido en bronce, pintado en porcelana, en loza o en  azulejos, así como ilustrado en muchas tarjetas postales.

Después de la Segunda Guerra Mundial, la raza casi desapareció en Europa. Afortunadamente, el Borzoi ya era bien conocido y apreciado en América. Por consiguiente, se evitó así la extinción del galgo ruso.

En aquella época, la raza cayó en el olvido, especialmente como perro de caza, pero rápidamente se convirtió en un perro de compañía muy apreciado en todo el mundo.